PRESENTACIÓN
El canónigo hispalense Diego Alejandro Gálvez, en el diario de su viaje desde Sevilla a Santiago de Compostela de 1755, escribía a propósito del puerto de Perales:
“Es cierto que en esta altura se puede considerar el más bello mirador del mundo, pues se registra toda la Extremadura y parte del reino de León por noreste y mediodía el otro. Por el poniente se registran las cumbres de las montañas que entran en el reino de Portugal, y por el levante las que corren para separar el reino de León y de Castilla de la misma Extremadura… A dos leguas del fin del puerto de Perales, y por un camino poblado de arbusto de roble, llegamos al lugar de Peñarrubias (sic), primero del reino de León y de la diócesis de Ciudad Rodrigo”.
A los ojos de un andaluz de mediados del siglo XVIII, el reino de León era un concepto sobre todo geográfico, con un dilatado territorio de sur a norte, en el cual “la ciudad de Zamora está situada en medio del reino de León”, mientras que “la grande villa de Benavente yace situada en los confines del reino de León”. En 1770 se elabora el conocido como Libro del Bastón de Ciudad Rodrigo donde se recoge que “La Provª de Salamanca, en el Reyno de León, se halla la parte de Occidente de la Villa, y Corte de Madrid, entre las de Zamora, Toro, Valladolid, Abila y Extremadura, cerrándola desde
esta a la primera citada el Reyno de Portugal. Está dividida en dos departamentos, el uno de Ciudad Rodrigo y el otro de Salamanca”.
En los ingenieros militares del siglo XVIII se utilizó el término “frontera de Castilla” para referirse al territorio lindante con Portugal entre Galicia y Extremadura, a raíz de la creación de las capitanías generales tras la Guerra de Sucesión (1700-1714). En 1800 Florián Gerig y Julián Albo realizaron un reconocimiento militar de la frontera luso-española, y acompañaron a sus trabajos un Mapa Militar que representa la parte de Frontera del Reino de León con el de Portugal, la que se halla entre Galicia y Estremadura, correspondiente á la Capitania General de Castilla la Vieja.
El francés Alexandre Laborde en su Itinerario descriptivo de las provincias de España (1816) sitúa el reino de León entre Extremadura, Castilla la Vieja, Galicia y Portugal, dividido “en el orden civil en seis provincias, es á saber: de Leon, Palencia, Toro, Zamora, Salamanca y Valladolid”, añadiendo que “el río Duero divide este reino en dos porciones casi iguales”, cuyo suelo riegan los ríos Duero, Sil, Burbia, Boeza, Órbigo, Pisuerga, Esla, Águeda, Bernesga, Cea, Carrión y Tormes, entre otros, siendo sus principales ciudades y villas las siguientes: “León, Astorga, Zamora, Toro, Palencia, Medina de Rioseco, Tordesillas, Villalpando, Dueñas, Marzilla, Villafranca y Benavente, al septentrion del Duero: y Salamanca, Ciudad-Rodrigo, Alva de Tormes, Carpio, Medina del Campo, Ledesma, Aranda (sic) y los Baños al mediodía”.
Así pues, parece que el “reino de León” en la Edad Moderna y albores de la edad contemporánea era, sobre todo, un concepto con más carga geográfica que político-administrativa.
Quizás por eso, en la década de 1820 se abogaba por una clarificación:
“El reino de Leon se divide en el orden civil en 6 provincias que son: esta de que tratamos, la de Palencia, Toro, Zamora, Salamanca y Valladolid, situadas al N.O. de España, ente la Estremadura, Castilla la Vieja, Galicia y Portugal. Los límites de este antiguo reino se fueron determinando de
un modo irregular, en diferentes épocas, introduciéndose los de unas en los de otras con no poca confusión para la parte administrativa, lo cual exige un pronto y eficaz remedio” (Miñano, S.: Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal. Madrid, 1826, V, 193).
El Decreto de 30 de noviembre de 1833 dividía el territorio español en 49 provincias, ubicándolas en los antiguos reinos peninsulares. Fue así, como León, Zamora y Salamanca quedaron integradas en una región denominada “reino de León”. De este modo, el “remedio” que se halló intentaba sustanciarse en el peso de una honda tradición histórica, si bien el espacio quedaba reducido territorialmente. Nótese que el concepto de Extremadura y el de Galicia se veían como dos realidades geográficas diferentes a lo que en su momento había sido el ámbito territorial de la corona leonesa.
Cuando en 1886 Emilio Valverde y Álvarez publica su Guía del antiguo Reino de León, destinada a un “viaje geográfico, artístico y pintoresco”, el autor sigue incorporando a aquel, junto a León, Zamora y Salamanca, las provincias de Valladolid y Palencia, por más que la ciudad del Pisuerga fuera la capital de la Capitanía general de Castilla la Vieja, de la que dependían los gobiernos militares de Valladolid, Medina del Campo, Salamanca, Ciudad Rodrigo, Béjar, Palencia, Zamora, Toro, León, Astorga y Villafranca del Bierzo, mientras que en lo judicial de la Audiencia territorial de Valladolid dependieran las audiencias de lo criminal de León, Benavente, Ciudad Rodrigo, Palencia, Ponferrada, Salamanca y Zamora, con sus respectivos partidos judiciales.
Por fin, durante la Segunda República (1931-1939), el Tribunal de Garantías Constitucionales (antecedente del actual Tribunal Constitucional) estableció por Ley Orgánica de 14 de junio de 1933 que entre los vocales electivos que lo componían habría 14 representantes regionales. Según artículos 10-11 de dicha ley, una de esas regiones era la de León (León, Zamora y Salamanca) que, como todas las demás –salvo Cataluña, País Vasco, ya en plena Guerra Civil, y Galicia, donde no se aplicó su estatuto– nunca llegó a convertirse en región autónoma debido a los avatares de dicha contienda (1936-1939).
Carlos Javier Salgado Fuentes ha profundizado en la idea del concepto regional leonés a lo largo de todo el siglo XIX y primer tercio del siglo XX. Y lo ha hecho recurriendo en particular a las fuentes impresas de la época, en este caso a la prensa. La obra que aquí presentamos se fundamenta en la información aportada por los diarios, semanarios y revistas de la prensa salmantina entre 1808 y 1936. Fruto de sus investigaciones, cabe citar también La evolución de la identidad regional en los territorios del antiguo reino de León (Salamanca, Zamora, León). Salamanca, 2016 (edición digital), obra con la que se doctoró en la Universidad de Salamanca en 2015, y La cuestión económica de la región leonesa. San Andrés de Rabanedo, 2019. Salgado Fuentes ha publicado también, junto a Alberto García Bravo, El carlismo: 175 años de sufrida represión. Madrid, 2008.
En El concepto regional leonés en la prensa salmantina anterior a la Guerra Civil (1808-1936) el autor analiza las numerosas menciones que se hacen acerca de la realidad leonesa. Subraya la existencia de una conciencia “bastante generalizada” de pertenecer a una realidad regional leonesa, basada en alusiones históricas y culturales, si bien estas se manifestaron débiles a la hora de crear estructuras de ámbito político.
Las referencias histórico-culturales se vieron reforzadas por la celebración de concursos y exposiciones de carácter regional en la sociedad salmantina de la época, así como en la introducción de artículos sobre el habla o el léxico del dominio lingüístico leonés de la provincia. El regionalismo leonés tuvo también su reflejo en las instituciones y representación política y en la relación con la corriente intelectual de la generación del 98.
Para todo ello, Carlos Salgado Fuentes se ha servido de fuentes oficiales, tales como el BOE y la antigua Gaceta de Madrid, pero sobre todo de los rotativos publicados en las principales ciudades y villas salmantinas, tales como Salamanca, Ciudad Rodrigo, Béjar, Alba de Tormes, Vitigudino o Peñaranda de Bracamonte, junto con la consulta y manejo de una bibliografía especializada.
La publicación de esta obra de Salgado Fuentes ha sido posible gracias al esfuerzo de coedición del Centro de Estudios Mirobrigenses y del Centro de Estudios Benaventanos “Ledo del Pozo”. Y es que Ciudad Rodrigo y Benavente son dos ciudades estrechamente vinculadas a las políticas de repoblación de la monarquía leonesa en la segunda mitad del siglo XII. La primera frente al naciente reino de Portugal y en la retaguardia de la
Transierra, y la segunda frente a la frontera de Castilla al este y de Portugal al oeste.
Ambas recibieron fuero de manos de Fernando II de León. Su sucesor, Alfonso IX celebró Cortes en Benavente en 1202, mientras que fue desgajando del amplio concejo de Ciudad Rodrigo extensas áreas de su territorio para organizar la repoblación de las tierras hoy portuguesas de Riba Côa, entonces integradas en el reino leonés.
La colaboración entre nuestros dos centros de estudios cuenta ya con algunos precedentes.
En octubre y noviembre de 2010 ambos, junto con el Instituto de Estudios Bercianos, organizaron un ciclo de conferencias dentro de los actos conmemorativos del MC aniversario del reino de León que tuvieron lugar en Benavente, Ciudad Rodrigo y Ponferrada. Las actas de esas jornadas se publicaron en 2012 en una coedición impulsada por las tres instituciones. Previamente, en 2009 había tenido lugar una reunión en Ponferrada en la que participaron varios centros de estudios locales del reino de León.
El 8 de junio de 2013 se celebró en Benavente un nuevo encuentro de varios Centros de Estudios locales leoneses, en el que estuvieron presentes el Instituto de Estudios Bercianos, el Instituto Leonés de Cultura, el Instituto de Estudios Omañeses, el Centro de Estudios Astorganos “Marcelo Macías”, el Centro de Estudios Benaventanos “Ledo del Pozo”, el Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo” y el Centro de Estudios Mirobrigenses. El objetivo no era otro que el de profundizar en vías de colaboración institucional sobre proyectos comunes y de interés general, buscando criterios de eficacia económica que, por separado, resultarían más difíciles de alcanzar. Dos años más tarde todos estos centros participaron en la publicación Una flota tierra adentro. Barcas de paso en el Reino de León (de la Edad Media al siglo XX), de José I. Martín Benito.
Así pues, este sería el tercer proyecto conjunto en el que nuestros dos centros van de la mano. Dos ciudades también –Ciudad Rodrigo y Benavente– con algunas trayectorias paralelas, situadas ambas en este espacio del oeste peninsular, en lo que se denomina ahora la España vacía, cabeceras de sus respectivos partidos judiciales, con vocación atlántica, unidas por la historia y la cultura de sus raíces leonesas.
-José Ignacio Martín Benito,
Presidente del Centro de Estudios Mirobrigenses.
-Fernando Regueras Grande,
Presidente del Centro de Estudios Benaventanos “Ledo del Pozo”