Susana Rodríguez Rodríguez: La vid y la cultura del vino en San Pedro de Ceque (Zamora), 126 pp. 24×17. Rústica. 2015.  ISBN: 987-84-942037-4-9

PRESENTACIÓN

Como ya sentenció Plinio el Viejo en su “Historia Universal”: in vino veritas, en el vino está la verdad o, visto desde otra perspectiva, la verdad se revela a quienes se dejan atrapar por su embrujo.
La fascinación del hombre por el preciado néctar es tan antigua como los propios orígenes de la civilización. Su influjo se extiende universalmente por todos los pueblos y culturas. En torno al vino se ha forjado todo un universo de palabras para describir sabores y aromas, toda una liturgia para conservarlo y servirlo, y todo un arte para distinguir y apreciar sus calidades.
El cultivo de la vid en la región de Benavente y los Valles tiene un origen antiquísimo, estando documentado, al menos, desde la época de la colonización altomedieval. Ya en el siglo X son frecuentes las cartas de compra, venta, donación, permuta, etc., en las que el objeto de la transacción son viñas, bien de forma aislada, o bien formando parte de unidades de explotación más amplias: las heredades.
El Archivo Municipal de Benavente conserva abundante documentación relativa a esta cuestión desde tiempos medievales: ordenación del terrazgo y vigilancia de los viñedos, privilegios reales, ordenanzas sobre la producción y comercialización del vino, así como todo lo relacionado con su fiscalidad.
Desde el siglo XIV se pone de manifiesto una situación de autoabastecimiento en la villa de Benavente en relación con la producción de vinos, circunstancia que conocemos mediante un privilegio otorgado por Alfonso XI en 1338 al concejo.
Según se nos informa “en la villa había “grant pieça de vinnas e abondamiento de vino de nuestra cogecha para todo el anno”. Con este panorama, el concejo intentó a toda costa evitar la competencia de los caldos foráneos, elaborando unas ordenanzas proteccionistas. La principal preocupación era evitar la entrada del denominado “vino de acarreo o de fuera aparte”.
La extensión del viñedo por los valles benaventanos ya fue glosada por viajeros y cronistas de todas las épocas y nacionalidades. El francés A. Jouvin, en su “Viage de España” de 1672 describe el paisaje agrario como un “terreno bueno porque abunda en trigos, en frutas y en vinos muy Excelentes”.
Richard Ford en su recorrido desde Benavente a Astorga, a mediados del siglo XIX, habla de una comarca “moteada de viñedos y pueblecitos”. Pero también llamó su atención la peculiar arquitectura de las bodegas y el recuerdo de los efectos 10 demoledores de nuestros caldos en las tropas inglesas durante la Guerra de la Independencia: “en San Román de la Valle se excavan en las colinas de tierra blanda bodegas, cuyo contenido fue más fatal para las tropas de Moore que ningún enemigo, pero Baco ha sido siempre más temible para nuestros valientes soldados que Marte, porque sucumben en seguida a la tentación de la bebida, y entonces todo se ha terminado: el enemigo en la boca echa a un lado honor, deber y valor, porque “vini potio est veneni potius”. Oh, tú, invisible espíritu del vino, llamémosle más bien demonio”. En efecto, sabemos por diversas fuentes que, a finales de 1808, el ejército de Moore fue saqueando las bodegas que encontraba a su paso en su retirada camino de La Coruña, lo cual acentúo la desorganización de la tropa.
El trabajo que nos presenta ahora Susana Rodríguez Rodríguez viene a completar un vacío que existía hasta ahora en el conocimiento de una de las actividades agrícolas más imbricadas en la idiosincrasia de estos valles. Tomando como ejemplo el caso de San Pedro de Ceque, este estudio etnobotánico nos propone un acercamiento multidisciplinar a una realidad cotidiana de nuestro paisaje desde hace generaciones: el cultivo de la vid y la elaboración del vino. El resultado final es una panorámica completa y detallada de estas labores tradicionales, donde junto al análisis técnico no faltan los testimonios orales de los vecinos y la descripción de su folclore.
En el año 2013 el Centro de Estudios Benaventanos Ledo del Pozo ya tuvo oportunidad de colaborar con el Ayuntamiento de San Pedro de Ceque en la publicación de un libro. Se trataba en esa ocasión de editar una historia local, obra que gozó del favor de los lectores y se agotó pronto. Este primer compromiso, muy satisfactorio para ambas partes, nos ha animado a poner en marcha este nuevo proyecto con el que, de alguna manera, se completa y enriquece el conocimiento del pasado y presente de esta localidad. Debe ser reconocida, por tanto, la excelente disposición del consistorio para implicarse en este tipo de iniciativas culturales.
La sensibilidad hacia el conocimiento y promoción de los valores patrimoniales de nuestras tierras debería estar presente, de oficio, en todos los gobiernos municipales. Pero, como sabemos, desgraciadamente esto no siempre es así. Por eso debemos felicitar al Ayuntamiento de San Pedro de Ceque, y a su alcalde Jesús Fuentes Antón en su nombre, por haber sabido entender la importancia de proporcionar soporte y ayuda a los investigadores centrados en nuestra comarca.
Queda, por último, felicitar a Susana Rodríguez Rodríguez por el excelente trabajo realizado. Una investigación que pone a disposición de sus paisanos, auténticos protagonistas de este libro, un pedazo importante de sus raíces, y que permitirá poner en valor el legado transmitido por los antepasados. También es preciso agradecer la colaboración constante que recibe el Centro de Estudios Benaventanos “Ledo del Pozo”, en todas sus actividades, del Ayuntamiento de Benavente y la Diputación de Zamora.

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