Fernando Regueras Grande (Coord.): «Más es menos». Construir en barro. Una arquitectura de futuro. Actas de las IV Jornadas de Estudios. 208 pp. 24X17. Rústica. 2009. ISBN: 978-84-936651-4-2.
ÍNDICE
Fernando Regueras: «‘Más es menos’. Construir en barro. Una arquitectura de futuro».
PRIMERA SECCIÓN
José Luis Alonso Ponga: «Construir en tierra: Anotaciones desde la antropología cultural».
Juana Font Arrellano: «Tres familias constructivas: Muros tejidos, adobes y tapias de tierra».
SEGUNDA SECCIÓN
María Brown Birabién: «(Sis)temas actuales de construcción con tierra».
Eloy Algorri García: «La construcción con tierra en el código técnico de la edificación».
TERCERA SECCIÓN
Miguel Rocha: «El centro da terra. Actuaciones en la arquitectura de tierra en Portugal».
Manuel Domínguez Alonso: «Inter-acción y la Fundación Navapalos (Soria). Casi un cuarto de siglo a favor del desarrollo rural sostenible».
Francisco Valbuena García y Jorge Silva Uribarri: «Diez viviendas bioclimáticas. Amayuelas de Abajo (Palencia)».
Jaime de Hoz Onrubia, Luis Maldonado Ramos y Fernando Vela Cossío: «Arquitectura y construcción con tierra. La experiencia del CIAT de Boceguillas (Segovia)».
María Brown Birabién: «Adobe participativo y equipamiento comunitario en Tierra de Campos».
CUARTA SECCIÓN
Luis Salazar Rabasa: «Un ejemplo de autopromoción de una vivienda de tierra en Urueña (Valladolid)».
INTRODUCCIÓN
“Más es menos”, revés, en otras claves históricas, edilicias y medioambientales –que no reacción– al viejo lema de la modernidad arquitectónica (“Less is more”, Mies Van der Rohe), recoge el programa de diez conferencias habido en la sede de Caja España de Benavente, entre el 5 y el 9 de noviembre
de 2007, bajo patrocinio del Ayuntamiento de la villa, Caja España y el Parador Nacional de Turismo “Fernando II”. Se celebraron durante esta semana las IV Jornadas de Estudios que desde hace años viene desarrollando el C.E.B. “Ledo del Pozo”: Construir en barro. Una arquitectura de futuro, que reunió a Santropólogos, historiadores, arquitectos y promotores y a un público, si no excesivamente
numeroso, como acostumbra, sí más participativo de lo habitual.
Acompañó a las charlas una pequeña exposición fotográfica (Arquitectura del Barro, Salón de exposiciones de Caja España, 25 de octubre a 18 de noviembre) con materiales y texto de Juana Font, a los que añadir algunas imágenes de la tierra de nuestro compañero Emiliano Pérez Mencía.
El desarrollo de las intervenciones, que en este libro de Actas se reflejan, se articuló en tres áreas.
José Luis Alonso Ponga y Juana Font Arellano, centraron en primer lugar la cuestión desde un punto de vista antropológico-cultural y técnico, siempre en una perspectiva histórica.
José Luis Alonso Ponga, profesor titular de Antropología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valladolid, ha dirigido varios Proyectos de Investigación, coordinador y comisario de exposiciones de su especialidad, es autor de un nutrido grupo de catálogos y libros sobre religiosidad y tecnología popular, entre los que destacamos, afín a nuestro propósito, La arquitectura del barro, Junta de Castilla y León 1986, que ya va por la 3ª edición, a la que ha dedicado varios artículos y ponencias en Congresos.
El profesor Ponga disertó (Construir en tierra: anotaciones desde la Antropología Cultural) sobre algunas claves y cuestionamientos metodológicos de lo que puede (y debe) entenderse por construir en tierra desde la perspectiva de la antropología cultural.
Juana Font Arellano es historiadora del Arte y especialista en la construcción en tierra, profesora habitual de Master de Restauración en varias universidades españolas y asidua colaboradora de toda clase de actividades y textos relacionados con la recuperación y construcción en tierra en Navapalos, Amayuelas, Aveiro, Montpellier, etc. Miembro de distintos grupos y asociaciones españolas e internacionales (Red iberoamericana Proterra, de la internacional Unesco-Craterre, de la española ESTEPA, etc). Figura clave, pues, y animadora de empeño de buena parte de las iniciativas que se llevan a cabo en el país relacionados con la arquitectura de tierra, gracias a sus buenos oficios e interés han podido celebrarse estas IV Jornadas de Benavente. En nombre del C. E. B. “Ledo del Pozo” quiero dejar aquí constancia de nuestra gratitud y reconocimiento.
Juana se refirió pródigamente a las técnicas más habituales de construcción en tierra cruda (Tres familias constructivas: muros tejidos, adobes y tapias de tierra), no sin antes realizar unas elocuentes evocaciones sobre los estrechísimos vínculos del hombre y la tierra -hoy castigada sin límite por modelos suicidas de crecimiento-, desde los mitos primigenios al embellecimiento de su cuerpo, del cuidado de su salud a la realización de sus viviendas y espacios sagrados, trazando además un amplio panorama sobre la universalidad espacio temporal de las construcciones en tierra.
En segundo término, María Brown y Eloy Algorri trataron dos aspectos claves si realmente consideramos la capacidad de “Construir en tierra, [como] una arquitectura de futuro”, según reza el título de estas Jornadas: su sostenibilidad y su “perversa” situación legal.
María Brown Birabén es arquitecta argentina con formación complementaria en varios países orientada hacia las energías renovables, la sostenibilidad y la cooperación al desarrollo (local), siempre con un gran componente pedagógico; actualmente reside en Sevilla y participa activamente en congresos nacionales e internacionales de su especialidad; socia fundadora de ESTEPA( Estudios sobre Tierra, Energía, Patrimonio y Ambiente) que se desarolla en Tierra de Campos con talleres estivales para jóvenes españoles y extranjeros.
Su ponencia versó sobre (Sis)temas actuales de construcción con tierra, un riguroso alegato a favor de esta arquitectura, tan sabia como elemental, más allá de la evocación folclórica o de la pura reflexión histórica. Por decirlo con sus palabras: su sostenibilidad energética es capaz de “autogestionar” su comportamiento térmico generando una auténtica arquitectura bioclimática. En una época de urgencias energéticas como la que vivimos, es preciso, recuerda María Brown, cuestionarnos el uso de máquinas sobredimensionadas para paliar nuestro olvido sobre como funciona un espacio bien construido en un clima determinado.
Eloy Algorri García es arquitecto urbanista, asiduo conferenciante en temas de restauración y arquitectura de tierra, ha impartido clases sobre conservación, restauración y rehabilitación del Patrimonio Arquitectónico en distintas universidades españolas; participado en levantamientos topográficos de excavaciones en España (León), Turquía y Egipto; y proyectado numerosas restauraciones monumentales, de iglesias y palacios en la región leonesa, especialmente el de Toral de los Guzmanes (sobre el que ha intervenido durante más de doce años), Plan Director del monasterio de San Pedro de Montes, o rehabilitación de la Carcel Vieja de Ponferrada para adaptarla a “Museo Histórico del Bierzo” etc., sin olvidar actuaciones sobre arquitectura doméstica y funcional leonesa: casas, hórreos, bodegas, apriscos, pajares, hornos o ermitas.
En su conferencia, Algorri puso el dedo en la llaga -con ironía y fi no humor que quita hierro a la aridez normativa de su intervención- sobre las contradicciones e incoherencias de nuestras Administraciones públicas. Apuestan por los recursos vernáculos como garantía patrimonial del turismo interior y la fijación de la población rural y, sin embargo, no reconocen la viabilidad del hábitat tradicional en tierra, entorpecen las rehabilitaciones de construcciones históricas y convierten en auténtica gesta la promoción de una vivienda de nueva planta en adobe y tapia de tierra.
Vistos los hitos antropológicos, históricos, técnicos y legales sobre los que se fundamenta la arquitectura en barrro, el tercer bloque de intervenciones se orientó hacia las experiencias actuales, bien en Portugal, bien -y fueron, naturalmente, el grueso de las charlas- en la comunidad autónoma de Castilla y León.
Sobre el caso portugués nos acompañó Miguel Rocha, arquitecto que desarrolla su actividad a ambos lado de la Raya y es uno de los animadores del Centro da Terra. Profesor y coordinador infatigable de cursos y talleres de técnicas de construcción con tierra, técnico de Patrimonio en la UPD del grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España y autor de varios libros y más de 20 ponencias sobre nuestro tema. En la actualidad es Coordinador de Obras en el proyecto-piloto “Patrimonio crea empleo”, con intervención en el entorno de la Alcazaba de Reina y la ciudad romana de de Regina, en la comarca de Llerena.
Su intervención (El Centro da Terra. Actuaciones en la arquitectura de tierra en Portugal) se orientó hacia tres direcciones: la recuperación reciente, en primer lugar, de este tipo de arquitectura en Portugal, en 1984 (como restauración arqueológica) y sólo desde 1993 como construcciones en tierra; una actualidad prometedora, en segundo término, con frecuentes proyectos, empresas especializadas (una de las cuales construye la piscina municipal de Toro), producción industrial de materiales, implicación de Universidades, seminarios y reuniones periódicas, publicaciones … aunque, como en España, se carece de una normativa legal, que debe sortearse con ciertos “trucos” jurídicos; por fi n El Centro da Terra, asociación que aúna y cataliza todas las iniciativas, con los objetivos de estudiar, documentar y difundir la construcción en tierra en Portugal.
Las experiencias en Castilla y León se cifraron en cuatro casos signifi cativos, desde el pionero de Inter-acción en Navapalos (Soria), CIFAES de Amayuelas (Palencia), CIAT de Bodeguillas (Segovia), al más reciente de ESTEPA, que desarrolla su actividad itinerante sobre todo en Tierra de Campos.
A) Navapalos, pueblo abandonado en la deprimida comarca del Burgo de Osma, donde la despoblación agudizaba el deterioro social, cultural y del patrimonio arquitectónico y mediambiental, fue el revulsivo que impulsó a un arquitecto alemán, Erhard Rohmer, y una funcionaria soriana, Ana Vera, a la creación de Inter-acción “Amigos de la Arquitectura Autóctona y de las tradiciones populares de España” (1984) cuyo fin ha consistido en:
-recuperar ese patrimonio con técnicas y materiales antiguos unidos a tecnologías innovadoras
-poner freno a su destrucción y propiciar el reasentamiento de población una vez las edificaciones fueran las habituales
-convertir el pueblo en un centro de investigación donde la arquitectura bioclimática, los materiales ecológicos, la formación, el ecocentro, el teletrabajo, etc., hagan del mismo un lugar atractivo y de cooperación internacional en estos campos.
Para hablarnos de ello contamos con Manuel Domínguez Alonso, Vicepresidente de la Fundación Navapalos y Director de Cursos de Arquitectura Bioclimática que allí se celebran. Físico, investigador del Instituto del Frío, C.S.I.C., y jefe del Departamento de Ingeniería, autor de numerosas publicaciones, patentes e informes técnicos sobre la materia, ha participado en continuos proyectos de investigación relacionados con las construcciones bioclimáticas y las energías renovables.
Su ponencia: Inter-acción y la Fundación Navapalos (Soria), casi un cuarto de siglo a favor del Desarrollo Rural Sostenible, consistió en una visión retrospectiva de las principales labores realizadas durante estos años por la ONGD Inter-Acción y la Fundación Navapalos, dentro y fuera de España.
B) Las Amayuelas de Abajo, al N de Palencia, entre Villoldo y Amusco, ha sido otro de las eco-aldeas donde la gestión integral del territorio se ha convertido en un excelente marco para la formación y la creación de empleos verdes.
Lugar semiabandonado, como tantos otros, su destino cambió con la aparición, a mediados de la década de los ochenta, de las denominadas Escuelas Campesinas, un colectivo empeñado en promover un modelo de educación para el desarrollo rural. De sus distintas iniciativas surgió el proyecto
C.I.F.A.E.S. ( Centro de Investigación y Formación en Actividades Económicas Sostenibles)-Universidad Rural Paulo Freire, cuyo propósito es crear un municipio ecológico y “recuperar la cultura campesina” manteniendo la riqueza de la tierra, viviendo sin necesidad de consumir mucha energía y complementando formas de producción tradicionales y modernas. Todo ella para demostrar “con la práctica” que “en los núcleos rurales es posible seguir viviendo, trabajando y generando riqueza siendo respetuosos con el medio ambiente”.
La cosecha del esfuerzo, no exenta de dificultades, ha sido generosa: un albergue, una cocina industrial, un corral de aves autóctonas y otro de cordero biológico, dos bodegas, cultivos biológicos de cereales y leguminosas, un invernadero (1.500 metros cuadrados), 5.000 metros cuadrados de huerta biológica, una planta de compostaje de residuos orgánicos, un horno de pan integral, un filtro «verde» para los residuos del pueblo (que no dispone de depuradora), un taller de promoción del barro y el adobe como técnica constructiva local, una panadería tradicional, Todas estas iniciativas han devuelto la vida a Las Amayuelas, han mantenido la biodiversidad cultural en la zona, proporcionado empleos y rehabilitado edificios ruinosos.
Entre los arquitectos colaboradores en este empeño, explicaron sus experiencias edilicias en Amayuelas Francisco Valbuena García y Jorge Silva Uribarri. Miembros de la ONGD Arquitectos Sin Fronteras de Castilla y León, desde su Centro para la Recuperación del Patrimonio Rural han estudiado la arquitectura en tierra desarrollando proyectos en el Departamento del Amazonas de Perú desde 1997, siendo autores además, junto con María Jesús González, de 10 viviendas bioclimáticas en nuestra localidad terracampina.
Ubicación, tipología y materiales de las casas responden a una reinterpretación de las construcciones tradicionales, que sirvieron de marco formativo y profesional a un grupo de jóvenes de la comarca, utilizando siempre las energías alternativas como sistemas energéticos. Por otra parte, se rompió el esquema convencional del usuario ajeno a la producción de su espacio vital, convirtiéndose aquí en promotores, gestores y constructores directos de su propia vivienda. Aun así, fueron muchos los problemas, desde la carencia de operarios especializados a la falta de industrialización de materiales, que genera un encarecimiento de la obra, por no hablar de la total ausencia de normativa legal y homologación del proceso constructivo y por tanto la inviabilidad de confiar la casa a cualquier aseguradora.
C) Boceguillas es un pueblo segoviano situado en el ochavo más oriental (Bercimuel) de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda, pueblo próspero, muy lejos del desamparo terminal de Navapalos o Amayuelas. Aquí no se han planteado unas experiencias alternativas como en aquellos casos sino un acuerdo institucional entre el ayuntamiento de la localidad y la Universidad Politécnica de Madrid (1996) para la creación del CIAT (Centro de Investigaciones de Arquitectura Tradicional), cuya sede radica en la antigua Casa parroquial rehabilitada. Su objetivo ha sido el estudio, catalogación, protección y difusión de la arquitectura tradicional de la comarca NE de la provincia de Segovia y sus sistemas y técnicas constructivas con tierra, madera y piedra.
Las actividades que desarrolla el CIAT desde el 2001 consisten fundamentalmente en la realización de cursos, seminarios y encuentros de profesionales, estudiantes y público interesado, además de la organización de campos de trabajo destinados a la experimentación y familiarización con los materiales y técnicas vernáculas por parte, sobre todo, de universitarios y, en particular, alumnos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid.
Para ilustrarnos todos estos aspectos contamos con la presencia de sus tres principales animadores: Jaime de Hoz Onrubia, asesor científi co, Luís Maldonado Ramos y Fernando Vela Cossío, codirectores del CIAT, todos ellos coautores del Diccionario de construcción tradicional: tierra, San Sebastián 2003.
Jaime de Hoz es filólogo, especialista en Teoría, Historia, Legislación e Intervención por la Universidad Politécnica de Madrid y profesor de Historia de la Arquitectura y de Teoria e Historia de la Restauración en la Universidad Alfonso X el Sabio (Villanueva de la Cañada, Madrid). Su labor investigadora se desarrolla en el ámbito del patrimonio edificado, onomástica histórica, toponimia y antroponimia y en el análisis del léxico desde una perspectiva diacrónica.
Luis Maldonado Ramos, arquitecto y catedrático de la ETSAM, profesor de Técnicas de Intervención en edificios Históricos, es autor de múltiples proyectos y obras de arquitectura y restauración monumental; trabaja también asiduamente en temas relacionados con la arquitectura popular española, nuevas técnicas y rendimientos energéticos de construcciones en tierra.
Fernando Vela Cossío, arqueólogo y especialista en el estudio de edifi cios históricos, de cronología principalmente medieval y moderna, es uno de los responsables del proyecto de investigación que se desarrolla en las ruinas de San Miguel de Piura la Vieja, primera fundación castellana en Perú. Profesor de Historia de la Arquitectura y el Urbanismo, de Técnicas de Restauración y de Historia de la Construcción Industrial en la ETSAM.
Su intervención se ordenó en cuatro aspectos: Una presentación primero del CIAT, sus orígenes, propósitos y actividades; su marco de actuación, después, en la comarca NE de Segovia, trazando la evolución histórica de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda desde la Repoblación y de la pro-pia villa de Boceguillas; en tercer lugar, un apartado sobre las características de la vivienda vernácula de la zona, para terminar con un capítulo dedicado a la actividad científica y de formación del Centro (cursos de verano, publicaciones, colaboración internacional, etc.) y sus proyectos de futuro.
D) ESTEPA (Estudios sobre Tierra, Energía, Patrimonio y Ambiente), recientísima asociación creada a principios del año 2007 cuyo espacio prioritario es Tierra de Campos y su voluntad la itinerancia allí donde encuentre el apoyo y la solidariedad de ayuntamientos para su proyecto de relación entre tierra cruda y patrimonio.
ESTEPA promueve la revalorización de la tierra como material constructivo desde dos líneas de actuación: la intervención arquitectónica y la educación y difusión de su papel desde el punto de vista energético y ambiental científico. Difusión que busca involucrar a toda la comunidad, especialmente a los jóvenes, sin olvidar una participación internacional.
Hasta la fecha se han realizado dos Jornadas Internacionales de Adobe Participativo y Equipamiento Comunitario, el primero en agosto de 2007 en Santa Eufemia del Arroyo (Valladolid), y un año después en Paredes de Nava (Palencia), con la realización de adobes y un horno estepario, “rescatando del olvido este ingenio castellano que permitió a muchas generaciones hornear sólo con barro, paja y ramaje residual”. Con dichas experiencias sencillas y didácticas se trata de crear un “itinerario de redescubrimiento de la tierra” para toda la comunidad participante, local y forastera.
Para abundar sobre estas iniciativas contamos, de nuevo, con la presencia de la fundadora y presidenta de la asociación, María Brown Birabén, que disertó sobre “Adobe Participativo y Equipamiento Comunitario en Tierra de Campos”.
Vistos los proyectos y realidades que se vienen desenvolviendo en Portugal y Castilla, era ya momento de plasmar estas voluntades en un “caso práctico” de autopromoción de una casa de tierra en el municipio vallisoletano de Urueña (2002).
Se trata de un proyecto personal y familiar (Luis Salazar y Rosa Iglesias), con una gran carga sentimental –que le aleja de lo que podría llegar a ser un modelo estándar– pero cuyas claves objetivas: dirección técnica, materiales, trabas burocráticas y legales, son perfectamente extrapolables y evidencian las dificultades e incomprensiones que implica la promoción de la arquitectura vernácula en la propia tierra, desasistida además de cualquier asesoramiento, pauta constructiva o plan de seguimiento, por no hablar de la inexistencia absoluta de incentivos o facilidades fiscales, más bien al contrario. Contradicción más que flagrante en una villa como Urueña, uno de los reclamos de la cultura tradicional en la región donde son muchos los que predican y defienden la arquitectura autóctona, pero muy pocos los que cardan la lana.
Para instruirnos de las venturas y desventuras de su vivienda en barro (“Un ejemplo de autopromoción de una vivienda de tierra”) estuvo con nosotros Luís Salazar Rabasa, restaurador, especializado en material arqueológico e inorgánicos, que ha trabajado para distintas administraciones, museos e instituciones privadas, centrándose en la actualidad en la conservación de la villa romana de Almenara-Puras (Valladolid).
Y final
Aún hoy más del 50% de la población mundial construye sus viviendas en barro, en distintas formas y con diferentes técnicas.
Y así ha sido en nuestra tierra, donde lamentablemente se ha asociado a una imagen de miseria y emigración, lo que ha redundado en un desprecio colectivo al que no son ajenas las propias instituciones. Una imagen que, por poner un ejemplo entre mil, ya se registra en 1838 para las tierras de Benavente (Semanario Instructivo, nº 17, 22 de junio, pp. 66-67): “pueblos construidos en su mayor parte de tapias o de adobes que se desmoronan a la simple acción del sol y de las lluvias con la misma facilidad que se levantan”, situación de la que no se libra la propia capital del condado, lleno “de tantas casas y edificios de tierra, y tan pocos de ladrillo o de piedra, imagen de la incuria y la pobreza”, entramados de adobes y tapias, que son el alma constructiva de las viejas viviendas, y todavía afloran en los habituales derribos que siguen caracterizando nuestro paisaje urbano. El mismo castillo famosísimo de Benavente, tótem y ex libris de la villa era, como buena parte de las fortalezas tardomedievales, una construcción terrera a la que se reañadieron nuevas crujías pétreas, “jerarquía” de materiales que sirvió de coartada en su destrucción selectiva hasta dejarlo reducido al torreón de sillería del Caracol.
Abundante, económico, plástico y reciclable, excelente regulador de las variaciones de temperatura y humedad, antisísmico y perfectamente integrado en el paisaje, mezclado con paja provee aislamiento acústico y térmico, absorbe olores y no es atacado por el fuego. Estas extraordinarias propiedades del barro permiten disminuir notablemente el empleo de calefacciones en invierno y acondicionadores de aire durante el verano. Los derribos de una casa de tierra no generan escombros que colmatan enseguida los vertederos municipales y su proceso constructivo emplea hasta el 60% me-nos de agua que la usada en un edificio de hormigón.
Por eso desde una conciencia de desarrollo sostenible, “aquel que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro, para atender sus propias necesidades” (Principio 3º de la Declaración de Río(1992), reflexionar sobre la arquitectura en tierra, más allá de su alto valor patrimonial y estético, tampoco es sólo un ejercicio de erudición etnográfica o de nostalgia retrospectiva, sino un compromiso crítico y moral por la supervivencia de planeta.
Que el empeño de estas Jornadas no haya sido en vano.
FERNANDO REGUERAS GRANDE
Muchas gracias por tu articulo. Un cordial saludo.