El Centro de Estudios Benaventanos «Ledo del Pozo acaba de publicar la Historia de San Pedro de Ceque. Se trata de una coedición con el ayuntamiento de dicha localidad. La obra consta de 280 páginas, con una tirada de 1000 ejemplares. El estudio analiza la evolución del municipio desde las primeras menciones documentales en la Alta Edad Media hasta la actualidad. Incluye también un apéndice documental y el repertorio de fuentes y bibliografía. Como es habitual colaboran el Ayuntamiento de Benavente y la Diputación de Zamora.
El autor, José Ignacio del Amo Lobo, ha realizado un completo y riguroso trabajo de investigación que le ha llevado a consultar documentación en diversos archivos. El CEB con esta edición continua con su política de colaboración con los ayuntamientos de la comarca de Benavente para promover la investigación y la edición de estudios locales. Anteriormente el CEB ya ha publicado otras obras y estudios en colaboración con otros ayuntamientos como los de Castrogonzalo, Fuentes de Ropel, Tábara, Villalpando, Castroverde, Camarzana, Santa Croya de Tera, Tábara, Puebla de Sanabria o San Pedro de Ceque.
PRÓLOGO DE LA OBRA
Las historias locales constituyen un género historiográfico que no siempre ha gozado del favor de la crítica academicista. Injustamente denostadas frente a la Gran Historia y los estudios regionales, en la justificación de su marginación no falta la enumeración de toda una serie de prejuicios y tópicos achacables solamente a algunos casos muy puntuales. Este carácter de hermana pobre no ha excluido, sin embargo, su utilización habitual en todo tipo de trabajos de investigación, pues a la hora de fijar la trayectoria y pormenores de los pequeños núcleos de población sus aportaciones resultan insustituibles.
Como suele ocurrir en tantas ocasiones, el problema no es de las dimensiones del marco geográfico del proyecto de investigación, sino de la calidad misma del trabajo. Por la misma razón tampoco es de recibo cargar contra una historia local porque su autor no pertenezca al gremio de historiadores formado en universidades, sino por el planteamiento de su obra, la metodología empleada y su aportación al conocimiento histórico.
Historiar el municipio de Villalobos ha sido la tarea afrontada por José Ignacio del Amo Lobo. A ello ha dedicado, me consta, una paciente labor de largos años recopilando documentos y testimonios sobre este pequeño pueblo de la provincia de Zamora. El lector observará desde las primeras páginas que este libro está escrito desde la pasión y la fascinación por este pequeño pedazo de la Tierra de Campos. Ahora, en un gesto que le honra, ha querido hacer partícipes a todos sus paisanos de sus investigaciones, dejando traslucir en sus páginas sus experiencias personales y los recuerdos de toda una vida.
Pero el autor no sólo ofrece pasión en este libro, también plantea un discurso histórico riguroso y perfectamente documentado. Como socio del CEB “Ledo del Pozo” y colaborador habitual de la revista “Brigecio”, José Ignacio del Amo Lobo ya ha demostrado sobradamente su capacidad y solvencia para los estudios documentales y genealógicos. A ello hay que añadir sus aportaciones en otras publicaciones y en diversos blogs y páginas web.
Algunos elementos han jugado a favor de la feliz llegada a puerto de esta monografía. Villalobos ha gozado del beneficio de un importante legado documental, frente a otros núcleos medievales sumidos hoy casi totalmente en el olvido. Su privilegiada situación estratégica en este sector de la Tierra de Campos despertó desde sus orígenes el interés de las grandes instituciones eclesiásticas leonesas: la colegiata de San Isidoro, la Catedral de León, el monasterio de Sahagún, etc. Este rico repertorio documental se complementa con la colección de diplomas del monasterio de Santa Clara de Villabos, publicada en 1991 por el profesor Ángel Vaca Lorenzo.
A pesar de la proximidad a otros centros políticos importantes como Valderas, Castroverde, Benavente, Villalpando y Castrotorafe, Villaobos supo mantener su personalidad y no acabó siendo fagocitado por el empuje de estas emergentes villas. A ello contribuyó, sin duda, su carácter de solar y centro de operaciones de una de las más importantes familias nobiliarias: los Osorio-Villalobos. Buen exponente de este protagonismo es la concesión en 1173 por los hijos y sucesores del conde Osorio Martínez de un fuero a la villa, que a su vez remitía a la carta foral de Zamora. Del texto conservamos una versión romanceada, de tan sólo cuatro epígrafes, que contiene la particularidad de describir en su sello por primera vez las armas del linaje y de la propia villa: «el sello es un lobo pintado».
A pesar de este apasionante pasado Villalobos no ha sido inmune a los males de nuestro tiempo y como la mayoría de los pueblos zamoranos ha sufrido los estragos de la despoblación, el envejecimiento y la emigración. A mediados del siglo XIX el Diccionario de Madoz describía Villalobos como una villa de 310 casas, 236 vecinos, 944 almas, un convento de monjas clarisas, tres iglesias parroquiales (San Salvador, San Feliz y San Pedro), y una ermita a las afueras bajo la advocación de Nuestra Señora de Velilla. Hoy su vecindario apenas supera las 300 almas y gran parte de su patrimonio arquitectónico ha desaparecido. Pero quedan aún las huellas de su leyenda en su callejero, en su trazado urbano, en su fisonomía y en la toponimia. Como dejó escrito Justiniano Rodríguez Fernández en una certera apreciación: «ha llegado a nosotros, pese a su material decadencia, con lo signos visibles de su antigua dignidad, perpetuados en el lenguaje de la ruinas».
El Centro de Estudios Benaventanos “Ledo del Pozo” ha tenido desde su misma creación una vocación que traspasa lo puramente local y quiere ser un elemento dinamizador de la investigación y divulgación cultural de toda la comarca. Por ello, una de sus principales vías de actuación ha sido la colaboración con los municipios para promover los estudios locales. Fruto de esta política ha sido la edición de libros conjuntamente con diversos ayuntamientos, como los de Castroverde, Castrogonzalo, Tábara, Fuentes de Ropel, Santa Croya de Tera, Puebla de Sanabria, Santa Marta de Tera, Villalpando, San Pedro de Ceque, Villamandos, etc., a los que se une ahora esta Historia de Villalobos.
Queda por último felicitar, una vez más, al autor por su magnífico trabajo y agradecer la colaboración prestada por el Ayuntamiento de Villalobos, y en particular a su alcalde: Julio Gómez Fernández, para la edición del presente libro. Este agradecimiento también ha de ser extensivo, una vez más, al Ayuntamiento de Benavente y la Diputación de Zamora por su apoyo constante a todas las actividades que viene desarrollando nuestro Centro de Estudios desde hace años.
Rafael González Rodríguez
Presidente del CEB “Ledo del Pozo”

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